En Diciembre de 2020, la UNESCO, incorporó al Tàijíquán en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Sustentó su decisión declarando que el Tàijíquán fue: “cimentado en los ciclos del yin y el yang, así como en la visión cultural de la unidad del cielo y la humanidad”.
Esto es, como se reconoce allí, el Tàijíquán se fundó sobre los principios fundamentales de la cosmogonía china; es el boxeo, Quán (拳) basado en el Principio (o Último) Supremo, o Tàijí (太极).
De acuerdo a esta visión, Tàijí representa el momento en que el universo se abrió, a partir de su estado indiferenciado o Wújí (无极); es el principio generador de todas las cosas y los mil seres, nos coloca ante el comienzo de la vida. Tàijí contiene el germen de Yīn-yáng (陰陽), dos fuerzas fundamentales opuestas y complementarias que se encuentran en todas las cosas, Tàijí contiene y engendra Yīn-yáng;
Yīn-yáng, son dos fuerzas contradictorias en oposición permanente una con la otra, que están en constante movimiento en todo el universo, y su intercambio recíproco provoca ciclos de cambios que se suceden eternamente; son polos opuestos pero interdependientes, su movimiento dinámico y constante, mantiene la armonía y el equilibrio de energía en el mundo, generando de este modo la eterna fuerza de la vida en el universo y el ser humano.
Desde la perspectiva de la cosmogonía china, podríamos decir que Yīn-yáng es un puente. Un puente que, en el proceso de gestación del universo, une al Gran Uno (Wújí), que representa el universo no diferenciado, con los cinco elementos de los que están formados todos los seres.
Dicho esto, cuando practicamos Tàijíquán estamos conectándonos, encarnando, y representando, esta visión y los principios que desde esta visión, explican el origen de la vida y las leyes universales en la relación del hombre y la naturaleza.
En la cultura china, estos conceptos relacionados con el origen del universo y los ciclos de la vida, han sido representados de diversas maneras en los distintos momentos de su historia; estos diagramas o símbolos se denominan Taìjítú.
El Taìjítú es un símbolo, diagrama o gráfico, (Tú 图), que representa el Último Supremo o Taìjí (太极).
Desde el punto de vista simbólico, el gran Tàijítú que tenemos en la Escuela, es conocido como Xiāntiān Tàijítú, que representa la alternancia entre los qì (energía vital); yin (en negro) y yang (en blanco), inconcebibles el uno sin el otro y que ocultan cada uno en su interior el germen del contrario. El Tàijítú dibuja el movimiento del cielo y la tierra, es un modelo del universo y de la vida. En occidente se suele conocer como «el símbolo del yin y el yang» o «el símbolo taoísta».
Hemos dibujado el taìjítú en nuestra escuela, para representar esas bases culturales y filosóficas, que han dado forma y sustento a nuestro arte.
El taìjítú nos conecta con esas raíces, y con la escencia del tàijíquán.